COMO SUPERAR LA VERGüENZA
Acciones relativas a la vergüenza ¿Qué puede hacer una persona para librarse de los sentimientos de vergüenza? ¿Cómo puede aliviar su sufrimiento?

Aquí hablaremos de las respuestas negativas a la vergüenza. Las respuestas negativas incluyen parálisis, falta de energía, escapismo, alejamiento, perfeccionismo, censura o afán de criticar y rabia. Explicaremos cada una de ellas.

La parálisis
La persona con fuertes sentimientos de vergüenza puede llegar a paralizarse, a no poder hacer nada. Desearía poder defenderse de sus acusadores, pero ninguna palabra le viene a la mente. Si pudiera movilizar su energía trataría de huir. Está bloqueada. Su parálisis intensifica sus sentimientos de vergüenza, justifica los insultos que se hace a sí misma por no ser lo suficientemente fuerte para defenderse.

La falta de energía
La vergüenza bloquea la energía al mismo tiempo que disminuye la autoestima. Casi todos los que la padecen se desmoronan lentamente ante un ataque de vergüenza. Se sienten empequeñecer, más débiles y menos potentes Realmente están disminuidos.

El escapismo
La persona con vergüenza desea intensamente poder escapar. Se siente abrumada por la situación social en la que se encuentra. Buscan lugares privados y seguros, lugares donde nadie pueda ver su vergüenza. Las personas profundamente avergonzadas pueden volverse muy privadas y preferir pasar su tiempo a solas.

El alejamiento
Esta respuesta es más sutil que una simple huida. A veces los individuos crean máscaras muy elaboradas para cubrir su ser verdadero, Sonríen mucho, siempre tratan de complacer a los demás, dan la impresión de tener mucha seguridad y estar a gusto con ellos mismos. Convencidos de que los demás los despreciarían si pudieran descubrir cómo son en la realidad, siempre tratan de esconder su vergüenza. Se alejan emocionalmente.

El perfeccionismo
Las personas con vergüenza piensan que si nunca cometen un error no tendrán porque sentirse avergonzadas por lo que se convierten en perfeccionistas. Sin embargo, están atrapadas en su propia humanidad. Los seres humanos cometen errores, pero para estas personas el error significa vergüenza. No pueden permitirse el lujo de ser simplemente humanos y tampoco pueden quedarse cortos en lo que hacen.

La censura o afán de crítica
Las personas con vergüenza frecuentemente se vuelven muy críticas de los demás. Parecen ansiosas de señalar las debilidades de quienes las rodean, llegan a creer que son mejores que los demás. Quizás necesiten sentirse superiores para no verse inundadas por los sentimientos de inferioridad.

La ira
Esta es otra repuesta a la vergüenza. La mejor manera de defenderse contra la humillación, consiste en atacar al su puesto atacante. La persona que está llena de ira puede enfurecerse por la más ligera afrenta a su dignidad. Aquellos que tienen una mezcla de vergüenza con ira se vuelven abusivos verbal o físicamente. Atacando la personalidad de los demás, defienden sus frágiles identidades.

La vergüenza: crisis espiritual
La vergüenza involucra un fracaso del ser en su totalidad. La persona con sentimientos de vergüenza piensa que no debería existir. No es que haya hecho algo malo (eso es la culpa), sino que cree firmemente que es inadecuada. Esta persona es una vergüenza, y no solamente está avergonzada.
Lo que encuentra la persona con sentimientos de vergüenza en su centro es una crisis espiritual. ¿Tiene, acaso, derecho a existir? ¿Es un error espantoso que nadie reclamaría? ¿Incluso Dios lo dejaría desamparado? ¿Es un ser indigno de recibir amor? Cuando la vergüenza está en su momento más fuerte muchas personas responderían afirmativamente a cada una de las preguntas anteriores.
La vergüenza nos priva temporalmente de nuestra humanidad porque empezamos a pensar que somos menos que humanos, como si no estuviéramos plenamente vivos. Perdemos el sentido de comunión con los otros y sentimos una tremenda soledad en el mismo centro de nuestro ser.
La persona con vergüenza se siente completamente devaluada: piensa que vale menos que cualquiera de los que la rodean, que realmente no vale nada. Se ve a sí misma como una carga para los demás, como un problema en sus vidas. En los momentos más críticos, es incapaz de descubrir en sí misma algo que valga la pena. Incluso puede llegar a pensar en el suicidio.
Un sentimiento de vacuidad acompaña a los sentimientos de devaluación. Muchas veces estas personas se sienten ahuecadas, creen que son una "nulidad" y carecen de identidad propia, usan una máscara para ocultar su vergüenza y su vacío. Otras aparentan ser arrogantes.


La fase de comprensión de la vergüenza para su resolución
1. Sé paciente. La vergüenza se cura con lentitud
La vergüenza se relaciona con la identidad de la persona como ser humano. Como las heridas que inflige por lo general son muy profundas y de larga duración, llevará un tiempo para que te sientas mejor. La impaciencia constituye un problema cuando estamos tratando de controlar la vergüenza. Es natural que deseemos librarnos de ese sentimiento tan pronto como sea posible. Además, el solo hecho de leer y pensar en ella puede hacernos creer que el problema se ha intensificado.
Sobre todo, queremos que nuestra vergüenza desaparezca para sentir el derecho de estar en el mundo, lo que es perfectamente normal.
El peligro real consiste en avergonzarnos todavía más a apresurarnos demasiado para "arreglar" nuestro problema. Recuerda, no podemos forzarnos a gustarnos o a respetarnos, la autoestima tiene que construirse poco a poco. Si alguien trata de curar su vergüenza con demasiada rapidez, solamente conseguirá añadir otro "fracaso" a su lista.
La recuperación de la vergüenza es un proceso gradual que es impredecible. Quizá algún día nos sintamos muy mal, mejor el siguiente y al tercer día nos volvamos a sentir mal.
Al principio podrá haber mayor cantidad de días malos que de buenos. Pero después de unos cuantos meses, o quizá un año o un poco más, descubrirás que te respetas y te aprecias a ti mismo mucho más que cuando empezaste tu curación. El don del amor a uno mismo es la recompensa por haber luchado contra la vergüenza y el odio a ti mismo


2. Toma plena conciencia de tu vergüenza
La vergüenza no es algo fácil de enfrentar. Después de todo, ¿quién quiere saber con exactitud cómo uno se desprecia a sí mismo? Muchas personas temen a los terribles sentimientos del odio a sí mismas que yacen dentro de ellas y se sienten abochornadas por tener que admitirlos. Se necesita valor para curar nuestra vergüenza y tendremos que examinarla a fondo a pesar de que nuestro impulso natural sea escondernos.
¿Cómo se puede aumentar la conciencia de la vergüenza? Una manera Consiste en leer textos como éste y hacer los ejercicios aquí propuestos, otra forma es darnos cuenta de los mensajes que nos da el cuerpo. Las claves para notar cuándo se acerca la vergüenza incluyen sonrojarse, mirar hacia abajo, así como sentir una repentina pérdida de energía; También debemos escuchar cuidadosamente lo que nos dicen nuestros pensamientos, especialmente los insultos automáticos que nos hacemos; además, podemos detectar la vergüenza por nuestras acciones. Otra manera de ampliar nuestra conciencia de la vergüenza es investigar nuestra relación con lo espiritual (o falta de ella). ¿Cómo encontrar el sentido de nuestra vida? ¿En qué circunstancias nos sentimos vacíos y faltos de significado? ¿Cuando nos sentimos menos que plenamente humanos?
Los episodios de vergüenza pueden ser pequeños o grandes. Si nos hemos comprometido a estar plenamente conscientes de nuestra vergüenza, necesitaremos darnos cuenta de los acontecimientos más triviales que la provocan especialmente aquellos que se repiten con regularidad. La vergüenza puede convertirse en un hábito cuando este tipo de acontecimientos pasan desapercibidos.
Es posible que nos sintamos muy sorprendidos o desanimados cuando nos percatamos de la frecuencia con la que nos avergonzamos a nosotros mismos o permitimos que otros lo hagan. Sin embargo, es mucho mejor aprender que hemos estado viviendo con la vergüenza.




3. Conoce tus defensas contra la vergüenza
En secciones anteriores aprendimos que las personas avergonzadas generalmente desarrollan estrategias de sobrevivencia que disminuyen su conciencia de la vergüenza Estas defensas minimizan el dolor a expensas de ignorar la realidad, Piensa en las defensas más comunes que puedas estar usando contra la vergüenza, y reflexiona sobre su trascendencia aun en los hechos más cotidianos de tu vida: La negación, El alejamiento, La ira, El perfeccionismo, La arrogancia.


Debemos tomarnos el tiempo suficiente para percibir y entender las defensas que usamos para esconder la vergüenza de nosotros mismos y de los demás. Quizá estemos muy familiarizados con alguna de las seis defensas o tal vez hayamos desarrollado otras estrategias que no aparecen en la lista.
En estos momentos lo importante es comprender cómo nos protegemos del dolor provocado por los sentimientos y pensamientos de vergüenza, más que liberamos de nuestras defensas. Eventualmente, llegaremos a tomar opciones de cómo vivir. Por ejemplo, si habitualmente nos alejamos de los demás cuando empezamos a sentir vergüenza (o cuando tenemos miedo de empezar a tener esos sentimientos), no debemos sentirnos obligados a permanecer junto a ellos y a trabajar con los problemas de vergüenza en público. Tenemos el derecho a quedarnos o alejarnos dependiendo de lo que podemos manejar en el momento. Pero antes de que podamos tomar opciones significativas, debemos conocer nuestras estrategias de sobrevivencia.




4. Investigar las fuentes de tu vergüenza
La vergüenza tiene muchas fuentes: 1. nuestra formación genética y biológica, 2. nuestra familia, 3. las expectativas y exigencias de la sociedad, 4. las relaciones que mantenemos en la actualidad, y 5. nosotros mismos. Es importante diferenciadas porque cada una de ellas requiere diferentes estrategias de curación. Por supuesto que los que viven con parejas arrogantes y que los humillan tendrán problemas muy distintos de aquéllos cuyos sentimientos de vergüenza provienen de la infancia. Muchos descubrirán que su vergüenza está relacionada con varias fuentes.
A continuación damos un ejemplo de cómo el hecho de entender la vergüenza puede ser de gran utilidad. Un hombre se sentiría humillado y agredido si su esposa comentara con sus amigos que económicamente su marido es un irresponsable. Si él piensa bien en lo que pasó, es posible que se c cuenta de que los comentarios de ella hicieron resurgir su antiguos sentimientos de vergüenza. Estos empezaron cuando sus padres repetidamente le decían que era un irresponsable y que siempre fracasaría en todo lo que hiciera. La vergüenza en la que debe concentrarse primero es la que proviene de su familia, más adelante podrá manejar la que le causa su mujer.




5. Acepta tu vergüenza como parte de la condición humana
La fase de comprensión para acabar con la vergüenza se soluciona cuando nos aceptamos a nosotros mismos como seres humanos que ocasionalmente sienten vergüenza; ésta no se desvanecerá a causa de nuestro temor, odio o lucha contra ella. De hecho, si luchamos contra ella podría hacerse más fuerte. La persona que desprecia su vergüenza se olvida de que en el proceso se está detestando a sí misma
Debemos aceptar nuestra vergüenza antes de que podamos cambiarla. Esta es la realidad. No podemos desear simple mente que desaparezca porque es dolorosa, como tampoco podemos alejarla a la fuerza.
Este periodo de aumentar la autoconciencia y la aceptación puede ser corto o largo, podría requerir unos pocos minutos y aun meses. Se puede aplicar a toda tu vida o a un acontecimiento en especial. Si, por ejemplo, repentinamente nos sentimos avergonzados o confundidos a causa de las críticas de otra persona, podemos tomarnos unos minutos para darnos cuenta estudiar ese sentimiento antes de emprender una acción apresurada. Por supuesto que tomará mucho más tiempo reconocer los aspectos más profundos y antiguos de nuestra vergüenza. No es fácil aceptar el odio a uno mismo que nos ha producido.
Es mucho mejor familiarizarnos con nuestra vergüenza que tratarla con miedo o con odio. Todos, ocasionalmente, nos hemos sentido avergonzados de nosotros mismos. Trata de hacer las paces con esa vergüenza si es posible, porque realmente es otra parte tuya. Debemos respetar cada parte de nosotros mismos, incluso nuestra vergüenza, para descubrir el amor a uno mismo.





Breve extracto del Manual Práctico "Cómo Superar la Verguenza" Basado en las Investigaciones de Ronald y Patricia Potter-Efron, próximamente haremos nuevas entradas ampliando otras secciones del Manual. Pueden consultarlo en: http://www.inteligencia-emocional.org/

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