Entrenamiento en Autoinstrucción


Mediante esta técnica se enseña a la persona a hacerse a sí misma ciertas verbalizaciones que le ayudarán a cambiar su conducta.


El entrenamiento en autoinstrucción se superpone en cierta forma a la terapia racional emotiva, si bien se centra menos en el sistema de creencias e ideas irracionales del sujeto, y más en la capacidad de dirigir la propia conducta mediante las autoverbalizaciones.Este método de controlar los problemas psíquicos y físicos tiene algunos antecedentes históricos. Quizás la aportación más importante sea la de Emile Coué (1857-1926), un psicoterapeuta que desarrolló en Francia una práctica terapéutica basada en la autosugestión. Interesado en un principio en el hipnotismo, Coué inventó esta técnica con la que trató todo tipo de problemas físicos, psicofisiológicos y psicológicos, como dolores, parálisis, hernias, miopía, incontinencia, insomnio, depresión y alcoholismo.

El tratamiento consistía en sugerir al paciente que su problema podía mejorar y prescribirle a continuación un programa de autosugestión en el que el individuo afirmaba continuamente que iba a mejorar. El papel de la autosugestión en el tratamiento se basaba en la idea de que el creer algo es condición necesaria y suficiente para provocar casi cualquier tipo de cambio en el funcionamiento físico y psicológico de una persona. La frase más habitual que se enseñaba a decir a los pacientes era: "cada día, en cualquier parte, me voy sintiendo mejor y mejor". Los escritos de Coué indican que utilizó la autosugestión para tratar un gran número de pacientes y de problemas diferentes.

La investigación y la teoría sobre el desarrollo infantil también han planteado la importancia de las autoverbalizaciones. Los psicólogos soviéticos en particular Luria (1961) y Vigotsky (1962), han puesto de relieve la influencia de las autoverbalizaciones sobre la conducta, afirmando que en un principio el habla de los otros es la que controla y dirige la conducta del niño. Sólo más tarde adquieren esta función las propias verbalizaciones externas (y posteriormente, encubiertas) del niño. Donald Meichenbaum ha experimentado con el entrenamiento en autoinstrucción para modificar diversas conductas en el laboratorio y en el ámbito clínico. Su interés en este tipo de entrenamiento surgió a raíz de un estudio diseñado para enseñar a pacientes esquizofrénicos a sustituir el habla irracional por otra más racional.

En este proyecto, Meichenbaum se dio cuenta de que de vez en cuando los pacientes se repetían a sí mismos en voz alta las mismas instrucciones que les había dado previamente el experimentador, y de forma similar a la suya.

Estas observaciones le llevaron a estudiar y a manipular las verbalizaciones que se hacen las personas a sí mismas, como una posible forma de tratamiento.La primera vez que estudió la autoinstrucción fue con niños impulsivos que tendían a trabajar muy rápidamente y sus tasas de error en tareas específicas eran por consiguiente muy altas. En el entrenamiento cada niño trabajó con el experimentador. A medida que el experimentador iba realizando diversas tareas, iba también dando en voz alta directrices relacionadas con ellas. Lo que hacía en realidad era modelar una serie de pensamientos y verbalizaciones destinados a controlar la conducta (por ejemplo, "ve despacio", "ten cuidado cuando hagas esto", etc.). Las verbalizaciones incluían preguntas sobre la naturaleza de la tarea, planes sobre qué hacer a continuación y cómo manejar la tarea, autoinstrucciones y elogios a sí mismo cuando la tarea se realizaba correctamente.

El entrenamiento en autoinstrucción consiste en verbalizar en primer lugar la autoinstrucción en voz alta y, más tarde, de forma interiorizada. Se trabaja con autoafirmaciones y autoinstrucciones que, pueden ser muy simples (“puedo”, “¡dale!”, “hacelo”). Las autoafirmaciones son frases que una persona se puede decir a sí misma con la intención de controlar su estado psicológico. Deben ser congruentes con las creencias más estables de la
persona quien no se debe limitar a repetir esa frase automáticamente, sin ninguna convicción. Las autoinstrucciones son frases que constituyen “órdenes” concretas sobre la acción que se debe realizar. Es conveniente que los pacientes utilicen una autoafirmación para recordarse algo que deben tener en cuenta, seguida de una autoinstrucción que les recuerde cómo deben actuar en esa situación. En el proceso de entrenamiento de estas habilidades se debe comprender
que no se trata de decirse cosas de cualquier manera, sino de seleccionar
cuidadosamente y aplicar correctamente las frases más pertinentes, convenientes
y convincentes (Buceta, 1996).

Al final del entrenamiento, el cliente puede emplear las autoverbalizaciones para controlar su conducta incluso en otras situaciones distintas de aquellas en las que aprendió a hacerlo. En el caso de los niños impulsivos el entrenamiento mejoró su rendimiento en varias tareas de carácter motor e intelectual. Meichenbaum y sus colegas han llevado a cabo numerosas investigaciones en las que se demuestran los efectos del entrenamiento en autoinstrucción.

El enseñar al individuo a hablarse de forma interiorizada, se ha utilizado con éxito en la reducción de la ansiedad relacionada con los exámenes, animales inofensivos y el hablar en público. El entrenamiento en autoinstrucción ha mejorado el rendimiento de pacientes psiquiátricos en tareas con las que se evalúa la capacidad de percepción y abstracción, así como el habla racional. También se ha utilizado para aumentar la creatividad (pensamiento divergente, originalidad, usos pocos corrientes de un material) y para reducir la ansiedad. El trabajo de Meichenbaum parece haber ejercido una influencia fundamental en el desarrollo de las terapias basadas en la cognición en general. Su investigación no sólo ha venido a apoyar la eficacia del entrenamiento en autoinstrucción per se, sino que también es congruente con el trabajo de otros teóricos, como Ellis, que han subrayado la importancia de las autoverbalizaciones en el cambio de la conducta. El programa de investigación de Meichenbaum sobre la autoinstrucción ha contribuido a ubicar a las terapias cognitivas en general, en un lugar central dentro de la modificación de conducta actual.




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