RELACIÓN ENTRE ASERTIVIDAD Y FOBIA SOCIAL



El síntoma nuclear de la fobia social, alrededor del cual gira el resto de síntomas es el temor a ser evaluado negativamente por los demás.

El fóbico social no se atreve a posicionarse sobre las cosas, a dar su opinión, o a tomar una iniciativa, por temor a ser descalificado.

El bajo auto concepto que tiene, le lleva a intentar evitar cualquier situación social en la que pudiera ponerse en entredicho lo que él dice o piensa. Estas situaciones son vividas como altamente amenazantes porque pueden desencadenar un sentimiento intenso de inadecuación y de poca valía personal, después de someterse a una autocrítica despiadada. Por tanto, frente a determinadas situaciones sociales prefiere inhibirse y no correr el riesgo de sufrir el rechazo que teme.

Pero ocurre que mientras evita estas situaciones, o se inhibe cuando está en ellas, no pone a prueba la certeza de sus temores. Más bien al contrario, va alimentando la idea de que no ha sido rechazado porque ha logrado pasar desapercibido. De esta manera aumentan paulatinamente sus sentimientos de inadecuación personal y de inseguridad. Quizás, si expresase su discrepancia de opiniones, podría contemplar como contrariamente a sus expectativas, no son rechazadas.

El fóbico social le otorga una autoridad desmesurada a los otros, a la vez que es excesivamente autoexigente. Si no fuera así,
¿por qué debería de afectarle tanto una crítica?,
¿por qué no iba a permitirse un error o mostrar una debilidad?,
¿por qué no negarse a una petición poco razonable?...

Por tanto, incorporar los derechos asertivos y las habilidades que se derivan, son un tema de extrema importancia y magnitud para la persona que sufre de fobia social. Si bien es verdad que en estos casos, paralelamente a la adquisición de habilidades, habrá de modificar las creencias que están en el trasfondo de su actitud y lo mantienen en su tendencia a la inhibición conductual. La práctica correcta de habilidades asertivas puede devolverle el sentimiento de auto eficacia y la integración social, muchas veces ausente.



CONCLUSIONES.

La práctica del conjunto de habilidades asertivas tienen un alto interés personal y social. Si por un momento imaginamos a cada uno de los miembros de una sociedad comunicándose mediante estas condiciones, probablemente coincidiremos en afirmar que automáticamente bajaría el nivel de agresividad y hostilidad, aumentaría el entendimiento mutuo, crecerían las posibilidades de conservar y aumentar la autoestima, y se crearían las condiciones para generar relaciones de confianza.

PELIGROS DE AUTOENTRENARSE EN HABILIDADES ASERTIVAS.

Ahora bien, entrenarse en este tipo de habilidades no es algo sencillo, sobretodo cuando se parte de un estilo agresivo o inhibido de conducta, y añadimos una baja autoestima. Las personas que presentan estas dificultades suelen cometer errores de interpretación de la realidad social y / o mantener actitudes excesivamente exigentes consigo mismo y con los demás. Por tanto, en la mayoría de ocasiones, es necesario seguir un entrenamiento que modifique estos aspectos cognitivos disfuncionales.

SUGERENCIAS.

Todo entrenamiento necesita nutrirse de ensayos que permiten al fin, alcanzar el nivel de competencia deseado. En este sentido, no es infrecuente contemplar como el paso de una conducta inhibida a otra más asertiva se hace a través de intentos que resultan agresivos, o que siguen inhibiendo componentes importantes para que la respuesta resulte eficaz. Si la persona se precipita al ensayar en la vida real, es fácil que no obtenga el resultado deseado y fallezca su motivación, o incluso refuerce sus sentimientos de incompetencia. Es por esto que en casos de gran dificultad en relación a estas habilidades, es preferible seguir un entrenamiento bajo las directrices de un psicólogo especializado en este campo.

Por último, y una vez aclarado lo anterior, sería ingenuo pensar que aplicando un estilo asertivo se obtendrán todos los propósitos que uno cree justos. Lo cierto, es que no todas las personas dirigen su conducta a entenderse con todos y cada uno de los que configuran su círculo social.

Ahora bien, no hay que olvidar que aún en el caso de no obtener la respuesta deseada por parte del interlocutor, una respuesta asertiva siempre producirá los efectos de un trabajo personal bien hecho, entre ellos, el respeto por uno mismo.




Carme Saltó Sánchez - Psicóloga Clínica



0 comentarios:

Publicar un comentario

Subscribe